Después del horror y las luchas de la Segunda Guerra Mundial, la
vida espiritual en muchas naciones del mundo occidental estaba en un punto muy
bajo. Se necesitaba un toque nuevo de Dios. Esto era tan cierto en las Islas
Hébridas de Escocia como en cualquier otro lugar.
En 1949, dos hermanas ancianas, Peggy y Christine Smith,
comenzaron a orar continuamente por el avivamiento. Peggy tenía 84 años y era
ciega; Christine tenía 82 y estaba postrada a causa de la artritis. Cuando
oraban, día tras día, lo hacían según Isaías 64: "¡Oh, si rompieses los
cielos, y descendieras...!" Y Él lo hizo. El historiador de avivamientos
Geoff Waugh relata cómo comenzó el avivamiento en las Hébridas: Dios le mostró
a Peggy en un sueño que se acercaba el avivamiento. Meses después, una mañana
de invierno, temprano, mientras las hermanas estaban orando, Dios les dio una
inquebrantable convicción de que el avivamiento estaba cerca.
Peggy le pidió a su ministro, James Murray Mackay, que convocara
a los líderes de la iglesia para orar. Tres noches por semana, durante varios
meses, los líderes oraron juntos.
Mackay invitó a un hombre llamado Duncan Campbell a conducir
algunas reuniones en su iglesia. Dos semanas después, él fue, a pesar de que
tenía otros compromisos. Al terminar la primera reunión donde predicó en la
Iglesia Presbiteriana de Barvas, el predicador, aunque cansado por el viaje,
recibió la invitación de unirse a una vigilia de oración. Treinta personas se
reunieron para orar en una casa cercana. El Espíritu de Dios cayó esa noche y
se irradió en todas direcciones. Por toda la isla hombres y mujeres comenzaron
a buscar a Dios y a clamar pidiendo misericordia y perdón, aun personas que no
estaban cerca de donde se habían realizado las reuniones. Dios estaba haciendo
una obra totalmente sobrenatural.
Cuando Duncan Campbell y sus amigos llegaron a la iglesia, esa
mañana, ya estaba atestada de gente. Se había reunido gente de toda la isla.
Algunos habían llegado en autobuses y camionetas. Nadie descubrió quién les
había dicho que asistieran. Dios los llevó. Grandes cantidades de personas se
convirtieron mientras el Espíritu de Dios convencía a las multitudes de pecado.
Muchos se postraban; otros lloraban.
Duncan Campbell continuó predicando durante cinco semanas, y el
Señor obraba poderosamente en los corazones de muchos. En todo lugar de la isla
las personas experimentaban el poder y la presencia de Dios.
Aunque el nombre de Duncan Campbell está escrito en letras
prominentes en la historia del avivamiento de las Hébridas, fueron Peggy y
Christine Smith, en su hogar, y un grupo pequeño de fieles adolescentes que
oraban en un granero los que ganaron por medio de la oración vencedora. En el
centro de todo esto estaba su pasión por Jesús y su carga por ver la presencia
y el poder del Señor sobre su tierra. Se "conectaron" con la fuente
de poder divino. Una "zona de radiación santa" de ocho kilómetros de
diámetro cayó del cielo, todo porque Dios tomó posesión de algunas personas que
creyeron que sus pequeñas llaves de oración podían abrir grandes puertas.
¡Dios quiere hacerlo otra vez! Él quiere enviar un avivamiento. Está buscando personas que estén dispuestas a pagar el precio en oración vencedora y ayuno. En este día y en esta generación, muchos están respondiendo a su llamado. Están captando el mismo espíritu y la misma pasión por el Señor que iluminó y movilizó las vidas de Pablo, Finney, Evan Roberts, Peggy y Christine Smith, y Duncan Campbell. Se están entregando totalmente para ser poseídos por Dios, para que Él invada las zonas cómodas que no le han entregado y los impulse a los lugares donde Él quiere que vayan. La clave es tener hambre y sed de Él.
¡Dios quiere hacerlo otra vez! Él quiere enviar un avivamiento. Está buscando personas que estén dispuestas a pagar el precio en oración vencedora y ayuno. En este día y en esta generación, muchos están respondiendo a su llamado. Están captando el mismo espíritu y la misma pasión por el Señor que iluminó y movilizó las vidas de Pablo, Finney, Evan Roberts, Peggy y Christine Smith, y Duncan Campbell. Se están entregando totalmente para ser poseídos por Dios, para que Él invada las zonas cómodas que no le han entregado y los impulse a los lugares donde Él quiere que vayan. La clave es tener hambre y sed de Él.
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