jueves, 4 de julio de 2013

El pan de cada día

No se cómo haría para vivir sin orar. Con los años la oración se ha transformado en la respiración de mi espíritu y en el sustento de mi cuerpo. Es mi descanso, mi refugio, y mi alimento. Sin ella, creo que moriría. Porque ¿En dónde encontraría socorro en medio de la tormenta? ¿A quien acudiría para escuchar esa palabra justa que resuelve una encrucijada? ¿Cómo saciaría esta hambre y sed de Dios? Sólo subiendo al monte a encontrarme con mi Dios, con mi papá, con mí amigo y maestro. Con los años mi vida de oración fue creciendo como un niño empieza a caminar, aquellos primeros años de búsqueda del Señor eran palabras balbuceantes e inseguras. Cuantas veces repetía palabras sin sentido, o simplemente me quedaba callado sin saber que expresarle a mi amado. Fue cuando descubrí algo maravilloso: El Padrenuestro. Los discípulos tampoco sabían orar, pero viendo a Jesús hacerlo, le pidieron que les enseñara.  Vamos a recordarlo una vez más.
“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”: La alabanza es la parte más importante de nuestras oraciones. Declarar la verdad de Dios trae fe y nos llena del Espíritu Santo. Alabar y exaltar la persona del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Venga tu Reino” El reino es el gobierno de Dios en este mundo. El desarmó el reino de Satanás, y se manifiesta en nuestras vidas a través del perdón, de la llenura del Espíritu Santo, al ministrar sanidad y liberación de demonios, al recibir justicia, paz y gozo de Dios. Debemos orar que venga su Reino sobre nuestras vidas.
“Hágase tu voluntad, como en el Cielo, así también en la tierra” El curso de nuestra vida está fijado desde la eternidad en el libro de Dios. Hay un plan definido para cada uno. “Señor, ayúdame a hacer tu voluntad, a conocer su voz, a obedecerte”, esta ha sido mi oración.
“El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” Nuestra oración debe ser dirigida específicamente a llenar las necesidades de nuestra vida.  El pan de cada día incluye todas las necesidades de la vida diaria, necesidades personales, de mi familia, de la iglesia. Aprende a pedir por todo: Salud, trabajo, dinero, auto, creatividad.
 “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” A Dios le preocupa nuestra relación, nuestra unidad. A Él le gusta vernos perdonándonos y amándonos. Cada día hay que examinar el corazón para saber si hay que perdonar a alguien, y hacerlo. Hay poder sanador para nuestro espíritu, nuestra mente y nuestro físico cuando perdonamos.
“Y no nos metas en tentación” ¡Claro que conozco mis debilidades! Las tengo presente en cada momento. Por eso este es un momento para clamar para que el Señor nos fortalezca y no seamos vencido en esos aspectos.
“Más líbranos del mal” Esta es una oración de guerra ¡Si señor, hay que batallar todos los días porque hay guerra contra nosotros! Aunque Satanás y sus demonios están derrotados, cada día tenemos que atarlos para que no influencien en nuestras vidas ni en nuestras familias, ni en la iglesia.
“Porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos” Dios merece toda la alabanza y toda la gloria. La oración de Jesús comienza y termina con alabanza. Termina declarando la victoria de Cristo.

La vida de oración es un aprendizaje continuo. Sigamos aprendiendo a orar con eficacia, sigamos aprendiendo a conocer el corazón de Dios y a ganar las grandes batallas en oración, entonces nos pareceremos cada día más a Jesús.

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